Fiel a la abstracción, incorpora elementos tales como el espacio ilusorio, el fondo, la perspectiva o el propio sombreado, recuperando con ello la tradición figurativa sin renunciar en absoluto a la emoción o a la pureza de la pintura abstracta.

Consigue así definir un universo polidimensional que contiene además elementos clásicos como la perspectiva, la luz o el volumen, sin abandonar el espacio plano e indefinido que propone la abstracción.

Mi reto es capturar  la emoción que provocan las formas sencillas, así como buscar el diálogo silencioso en un espacio sutil que nos permite ralentizar el pensamiento perturbador.

El color me ayuda a dotar la forma de una intención simbólica. En ocasiones estas obras  se convierten en vitrales capaces de proyectar  imágenes  tan interesantes como el propio volumen, donde el color  incorpora  una cuarta dimensión. 

Quizá sea el equilibrio de masas, tensiones y emociones el denominador común en toda mi obra.